Involución

¿Os acordáis de cuando apareció en nuestras vidas la telefonía móvil? Yo, que  por aquella época era un niño, veía a esos hombres enchaquetados por la calle con semejantes ladrillos, con cara de estresados y pegando voces. Esos móviles pesaban lo suyo, casi no cabían en el bolsillo y eran más feos que un pie.

Poco a poco se fueron popularizando y ampliaron su cuota de mercado, con ello fueron adelgazando, vistiéndose de colores y de diferentes formas; deslizables, de concha,… todo hasta el punto de que muchos decían de modo orgulloso aquello de “mi móvil es de grande como un paquete de tabaco”.

Pues bien, desde la salida del Iphone en 2007 nuestros dispositivos no han hecho más que descuidar la estoica dieta a la que nos tenían acostumbrados y engordar o mejor dicho agrandarse hasta retornar poco a poco hasta aquellos años 90 con los que empezaba estas líneas. Eso sí, han pasado de ser simplemente teléfonos a auténticos mini ordenadores capaces de todo, pero de eso el bolsillo no entiende y como que le da lo mismo que puedas escribir mensajitos o controlar la domótica de tu casa.

 

 

Después de que el ya legendario Steve Jobs diese con la gallina de los huevos de oro, sus competidores no han hecho más que comerse la cabeza para poder quitarle a Apple parte del pastel y parece que una de las claves para que Samsung ahora esté merendando más a gusto ha sido aumentar el tamaño de la pantalla (y consecuentemente el de sus dispositivos).

Y como en todo movimiento cíclico llegamos de nuevo al principio de todo esto y nos enteramos de que la empresa coreana se esta hartando de vender su Galaxy Note II, más de cinco millones de unidades de este gigantón. La criatura pesa 180 gramos y su pantalla ostenta la friolera de 5,3 pulgadas. Casi nada. Pero es que para rematar Huawei, un nuevo gigante chino que también viene con hambre, tiene previsto sacar pronto un teléfono de más de 6 pulgadas y con casi 200 gramos de peso.

Sólo me queda decir que dentro de unos años tendréis la segunda parte de este post analizando cómo los móviles vuelven a ser más pequeños que una cajetilla de Marlboro.

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